Los Beneficios de la Ratificación de un Contrato de Arrendamiento
En el ámbito de los contratos de arrendamiento, uno de los aspectos que a menudo genera preguntas tanto para propietarios como para inquilinos es la ratificación del contrato. ¿Qué es exactamente y por qué es importante? En este artículo, exploraremos cómo funciona este proceso y las ventajas que ofrece para ambas partes.
La ratificación es un acto formal en el cual las partes involucradas (el arrendador y el arrendatario) confirman su acuerdo en los términos establecidos en el contrato de arrendamiento ante un notario público. Esto añade un nivel de seguridad jurídica, ya que al estar ratificado ante notario, ninguna de las partes puede desconocer que firmó el contrato o cuestionar la fecha en la que se realizó dicha firma. En caso de conflicto o juicio, la ratificación actúa como prueba sólida de que ambas partes aceptaron los términos, ya que el notario da fe de la identidad de los firmantes y la autenticidad de sus firmas.
Es importante aclarar que el notario no revisa el contenido del contrato; su función es verificar la identidad de los firmantes y la validez de sus firmas, pero no asegura que los términos del contrato sean justos o adecuados. Por ello, es crucial que tanto el propietario como el inquilino cuenten con asesoría legal antes de la ratificación, para asegurarse de que el contrato sea beneficioso y claro para ambas partes. Una revisión profesional ayuda a identificar posibles cláusulas desfavorables o ambigüedades que podrían generar problemas en el futuro.
Ventajas de la Ratificación en Caso de Juicio
Además de dar certeza jurídica sobre la firma del contrato, la ratificación también brinda una ventaja importante en el proceso de cobranza judicial. En estados como Nuevo León, si el contrato de arrendamiento está ratificado, el arrendador tiene la posibilidad de asegurar el cobro de rentas vencidas en caso de incumplimiento por parte del inquilino. Esto se logra mediante el señalamiento de bienes para embargo, como propiedades, salarios, cuentas bancarias o bienes muebles del inquilino, incluso antes de que se dicte una sentencia definitiva. Este mecanismo permite que el arrendador tome medidas para recuperar el dinero adeudado de una manera más ágil y efectiva.
En resumen, la ratificación de un contrato de arrendamiento ofrece un respaldo adicional para ambas partes: proporciona seguridad al arrendador de que el inquilino no podrá negar los términos pactados y brinda al inquilino la tranquilidad de que su firma está validada formalmente. Además, para el arrendador, puede ser una herramienta clave en la recuperación de rentas en caso de incumplimiento, facilitando un proceso de cobranza más eficiente y con mayores posibilidades de éxito.
Ratificar un contrato de arrendamiento es, por tanto, una opción muy recomendable para quienes buscan evitar conflictos futuros y garantizar el cumplimiento de los acuerdos establecidos.